miércoles, 24 de octubre de 2018

Verdades y mentiras sobre la Urticaria Crónica .























La Verdad Increíble” es una campaña de concienciación social de la Asociación de Afectados por la Urticaria Crónica (AAUC), en colaboración con Novartis, y dirigida a la población general para sensibilizar e informar acerca de la Urticaria Crónica (UC), y en especial de la Urticaria Crónica Espontánea (UCE).

La Urticaria Crónica (UC) es una enfermedad de la piel que afecta cerca de 300.000 personas en España.1 Se caracteriza por la aparición de ronchas o habones con enrojecimiento, hinchazón, purito y, a veces, dolor en la piel 2,3.  Se trata de una forma impredecible y debilitante de picor crónico e inflamación que aparece de forma espontánea, en intervalos de 1 a 24 horas2,4,5. Presenta una duración media de 5 años, pudiendo ser mayor en los casos severos6.

Numerosos estudios han tratado de esclarecer las causas de la urticaria crónica (UC), poniendo de manifiesto el papel del sistema autoinmune en muchos pacientes, con posibles factores agravantes como el estrés, la fatiga e infecciones2. Otros factores desencadenantes son las reacciones a medicamentos, ciertos alimentos y aditivos alimentarios, estímulos físicos que refieren al contacto con algunos materiales (látex), la temperatura (frío o calor) o el sol. En este caso, hablamos de urticaria crónica inducida (UCI). Si los desencadenantes no son reconocibles se trata de urticaria crónica espontánea (UCE).

‘La Verdad Increíble’ pretende concienciar a la población sobre la afectación de la UC en la calidad de vida de los pacientes, tanto a nivel físico como psicológico. Así como combatir la estigmatización social que produce la enfermedad a quienes la padecen, cuyas historias en ocasiones pueden ser puestas en duda por la sociedad.

Para ello, “La Verdad Increíble” cuenta con diferentes personas que narran historias extraordinarias, verdaderas o falsas, de las cuales cuatro de ellas son pacientes que nos explican sus experiencias reales relacionadas con la patología.


miércoles, 17 de octubre de 2018

Lucía, mi Pediatra. Doctora, ¿hay algo para los mocos?.

El verano llega a su fin y con él, la vuelta al cole. Nuestras consultas se llenan de niños cuyo principal síntoma son los mocos. Por alguna razón se llamarán a los niños “mocosos”, ¿no?
¿De dónde sale tanto moco? Pues de los catarros (infección respiratoria de vías altas). Existen cerca de 200 virus identificados causantes de estas infecciones siendo el más frecuente el Rinovirus. En nuestro sistema respiratorio siempre hay mocos, estos son la primera línea defensiva del organismo para “atrapar” los gérmenes que vienen del exterior. En ocasiones, si la infección progresa, comenzaremos a fabricar un exceso de moco que ya es evidente. (“Siempre va con las velas colgando”- dicen muchas madres ante los “chorretones” continuos de moco en sus hijos). Si la inflamación tiene lugar en la nariz, será una rinitis. Si la inflamación se produce en la garganta y además tiene dolor, tendremos una faringitis; si los virus inflaman principalmente la laringe y el niño presenta afonía o tos perruna, hablaremos de una laringitis. Y si la infección progresa y desciende a los bronquios, hablaremos de bronquitis (“Doctora, creo que los mocos le han bajado al pecho”). En las bronquitis el niño tendrá tos, no sólo por la mucosidad que se encuentra dentro de los bronquios, sino porque estos se cierran (broncoespasmo) y no pueden respirar con normalidad (“Le oigo pitos”). En este último caso, hablaríamos de infección respiratoria de vías bajas.
Estoy preocupada porque cada mes está enfermo”

Así es. Un niño en edad escolar, entre Septiembre y Junio, tiene una media de 5-6 catarros de vías altas. En los más pequeños, hasta 7- 8 episodios. Durante estos procesos tendrán fundamentalmente mocos, tos, estornudos, a veces dolor de garganta y fiebre. La fiebre no suele durar más de 3 días. Los mocos los tendrán durante 7 días y la tos, a veces, se prolonga hasta dos semanas. Esta es la evolución natural de un catarro sin complicaciones. Con el paso del tiempo tendrán menos catarros. Por un lado, se van inmunizando y su sistema inmunitario va madurando. Recordad que en los 3 primeros años de vida el sistema inmune es muy inmaduro y los niños se defienden mal ante cualquier infección. Y por otro lado, los niños más mayores no establecen un contacto tan íntimo como los pequeños que comparten juguetes, botellas de agua, y hasta mordiscos.
Estaba mejor del catarro, pero ha salido al recreo sin el abrigo y se ha vuelto a resfriar” – me dicen muchas madres.
Los niños no enferman por salir a jugar desabrigados. Los niños enferman en el aula junto a los 20 compañeros, de los cuales, la mitad, están acatarrados. Es verdad que en los meses fríos hay más virus respiratorios y más posibilidades de contagiarse, pero eso no significa que enfermen “por una corriente de aire” o por “salir a jugar sin la chaqueta”. Los virus se transmiten por el contacto directo a través de las microgotitas de saliva al hablar, por los estornudos, por nuestras propias manos, por los besos e incluso, por los juguetes. De ahí la importancia del lavado de manos frecuente.
http://www.luciamipediatra.com/155/ 

martes, 16 de octubre de 2018

El Blog de Rosa. Crisis ansiedad.

La crisis de ansiedad o crisis de angustia es una reacción miedo intenso incontrolable que ocurre de forma repentina.
Entre los síntomas que se pueden dar, están: tocarse la cabeza o cara, respirar rápido, dolor pecho y palpitaciones, sudoración, temblor y sensación ahogo, atragantamiento, sensación de nudo en la garganta, irritabilidad y mareo. miedo a perder el control y a morir, sensación de hormigueo y entumecimiento manos y brazos
Si estas solo y se presenta una crisis de ansiedad, mira el reloj y cuenta los segundos lentamente. Coloca tu mano sobre el abdomen e intenta realizar una respiración profunda abdominal. Cierra los ojos si te ayuda a concentrarte en tu respiración.
Si presencias a alguien que está sufriendo una crisis de ansiedad, aléjalo de lo que le estrese si se conoce, intenta relajarlo con respiraciones y tranquilizarlo indicándole que siga tus consejos, respirando de forma calmada y lenta, inspirando por la nariz y expulsando el aire por la boca. Haz que respire como tú, lentamente. Háblale en tono bajo y tranquilo. No le des bebidas energéticas o con cafeína.
Si pasan veinte o treinta segundos y sigue respirando rápidamente y presenta rigidez en sus manos y brazos, le avisaremos que le ponemos una bolsa en la boca para que se encuentre mejor. No le cubras la cabeza con la bolsa. Debe respirar a través de la bolsa, mejor si ésta no es muy grande. Retírasela de la boca a intervalos para que coja aire y vuélvele a poner la bolsa hasta que se recupere.
Si nunca ha tenido una crisis de ansiedad o es una persona con problemas conocidos en el corazón y presenta dolor opresivo (como si tuviera un peso) en el pecho, sudoración y le cuesta respirar llama a emergencias y no le hagas respirar dentro de una bolsa.
Si la crisis de ansiedad no cede en unos minutos o empeoran sus síntomas, también debes solicitar ayuda a emergencias.
Recomendaciones para evitar tener una crisis de ansiedad: hacer ejercicio de manera habitual, realizar técnicas de relajación (respiraciones, meditación…), tener una alimentación equilibrada, suficientes horas de descanso y evitar situaciones de estrés conocidas.

Actuación de enfermería ante una crisis de ansiedad. De la SEEUE (Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias)

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miércoles, 3 de octubre de 2018

La actividad física es esencial para el buen mantenimiento de la salud ósea y la edad no es excusa para no mantenerse activo. Sigue estas recomendaciones para saber qué ejercicio es recomendable si padeces osteoporososis.

http://www.ellenguajedeloshuesos.com/blog/que-ejercicio-es-recomendable
 La salud ósea. De hecho, es clave para mejorar la fuerza de nuestros huesos y músculos independientemente de la edad que tengamos. La inmovilización permanente, ya sea por reposo en una cama, el escayolado de una extremidad o una lesión de médula espinal, deriva irremediablemente en la pérdida de masa ósea y muscular, así como en el aumento de las posibilidades de sufrir una fractura.

La actividad física ayuda a preservar la salud ósea

Un estudio confirma la relación existente entre ser activos a lo largo de nuestra vida y la preservación de nuestra masa ósea, fundamental para esquivar la osteoporosis y todos los riesgos que esta enfermedad conlleva en edades más avanzadas: desde una fractura de cadera hasta otra del húmero o de las vértebras. En definitiva, hacer ejercicio de manera habitual antes de los 40 años tiene recompensa a largo plazo.
Pero ¿qué sucede con los pacientes de osteoporosis? Todos ellos deben realizar alguna actividad en su día a día para fortalecer sus huesos y músculos. Obviamente, con una intensidad y un ritmo totalmente adaptados a sus circunstancias, tanto de edad como de avance de la enfermedad.
Está demostrado que los ejercicios aeróbicos, tales como caminar, nadar o andar en bicicleta, aumentan nuestra masa ósea entre un 1 % y un 4 % cada año. De hecho, caminar más de 4 horas a la semana puede reducir las fracturas de cadera en un 41%. El levantamiento de pesos, siempre que no se hagan movimientos bruscos y forzados (en especial, de la columna vertebral), también ayuda a fortalecer nuestra musculatura, reduciendo el riesgo de sufrir una fractura.

Mejora el equilibrio y reduce el riesgo de caídas

Las personas con osteoporosis corren un mayor riesgo a la hora de sufrir una fractura de hueso. También es cierto que las fracturas suelen estar motivadas por caídas. Sobre todo, entre personas mayores. De hecho, 2 de cada 5 personas mayores de 65 años se cae, al menos, una vez. Para prevenirlas, además del asesoramiento necesario para identificar y afrontar los riesgos que conlleva esta enfermedad, es vital contar con una buena postura, equilibrio y fuerza muscular4 . Y es que, solo como muestra, las mujeres que permanecen sentadas durante más de nueve horas al día tienen más probabilidades para sufrir una fractura de cadera5.
Como decíamos, la actividad física debe adaptarse a las condiciones de cada paciente. Pese a ello, no hay excusa para hacer ejercicio diario. Las mujeres mayores de 80 años que siguen algún tipo de rutina orientada a fortalecer su equilibrio, sus huesos y sus músculos reducen en un 20 % el riesgo de caída, principal desencadenante de las lesiones más graves.
Renunciar al sedentarismo y apostar por un estilo de vida activo hará que nuestro cuerpo se fortalezca y se reduzcan los riesgos que van implícitos en la osteoporosis.