lunes, 5 de agosto de 2013
El duelo
Asumir las pérdidas que la vida nos propone es una de las asignaturas más difíciles para los seres humanos. Nos han enseñado a ganar, a crecer, a tener más (conocimiento, prestigio, propiedades...). Nadie nos ha preparado a perder, a tener menos, a decrecer. Nadie nos prepara para el envejecimiento, la pérdida de seres queridos o de funciones básicas.
Tras una pérdida importante sigue un tiempo de adaptación que denominamos duelo. Se caracteriza por el dolor ante esa pérdida, la recolocación de variables en la psicología de la persona, en sus rutinas, en su cotidianidad. El objeto perdido puede haber sido un trabajo, un animal de compañía, una relación sentimental o una persona muy amada. El impacto variará desde una leve desazón hasta un derrumbe en toda regla.
Me parece importante recordar que este dolor, este duelo, es consustancial a la vida y no debe considerarse enfermedad. Por mucho que duela. Si merecerá cuidados y atención. Si merecerá paciencia y tiempo que permita una nueva adaptación. Los manuales clásicos estipulan en un año aproximádamente el límite en el que considerar que un duelo es patologógico. En mi opinión hay que ser laxo. Las personas somos muy variables.
Lo cierto es que desde el sistema sanitario tenemos un papel en el acompañamiento a la persona en fase de duelo. Hay que escuchar, orientar y permanecer cerca. Ayudar a que la persona vuelva a encontrar un equilibrio que le permita seguir adelante. Animar a que la persona comparta su dolor, de alguna forma esa ha sido la manera en que se han creado maravillas como ciertas cantatas de Bach, la tragedias griegas, el Taj Mahal y una lista incontable.
El sufrimiento no es estéril, es una potente fuerza que nos mueve e impulsa a crecer y adaptarnos. Ayudar a que produzca este efecto sin que se desmorone la persona que lo padece es una tarea importante y delicada. Seguramente la que más sentido dé a la existencia de los profesionales sanitarios.
Simon NM. Treating Complicated Grief. JAMA. 2013;310(4):416-423. doi:10.1001/jama.2013.8614.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario