La erupción dentaria primaria es un proceso fisiológico en los primeros meses del desarrollo del niño; sin embargo, el impacto que a veces produce es importante. Se le atribuyen muchos síntomas, no solo por parte de los padres, sino también por los profesionales sanitarios,
desde un simple babeo o irritabilidad, hasta episodios de fiebre,
diarrea, disminución del apetito o del sueño e irritabilidad intensa.
Pero no existe evidencia de una relación más allá de su coincidencia con
la aparición de síntomas secundarios a procesos patológicos también
habituales en los primeros meses de vida del niño.
Por ello, parece interesante revisar qué síntomas o signos pueden estar relacionados con la aparición de la dentición primaria.
Aunque podemos tener una respuesta más o menos establecida a todo lo
anterior, lo cierto es que no existen muchos estudios que analicen la
causalidad o casualidad de la erupción dentaria primaria con otros
signos y síntomas de la infancia. Y la publicación del metanálisis publicado este año en Pediatrics ha dado mucho de sí, y en nuestro contexto ha dado a que sea comentado en dos foros pediátricos de relevancia:
- Como Articulo valorado críticamente en Evidencias en Pediatría, con una visión más pediátrica.
- Como Novedad Bibliográfica en Continuum, con una visión más odontológica.
Pero se mire com se mire, y aunque el metanálisis tiene algunas
limitaciones,se pueden extraer algunas conclusiones útiles para la
práctica clínica:
- El proceso de la dentición comienza cuando el niño tiene de seis a
ocho meses de edad. Todos los 20 dientes primarios o temporales deberán
estar presentes en la boca a los 30-36 meses. La aparición de estos
primeros dientes en la cavidad oral es motivo de ilusión para los padres
y de preocupación al mismo tiempo, ya que a veces parece que se asocia
con otros síntomas y signos sistémicos y/o locales.
- ¿Qué síntomas acompañan a la erupción dentaria?. Hay muchos
mitos al respecto. Puede haber molestias generales como irritabilidad,
febrícula, aumento de salivación o rechazo de la alimentación, por lo
general, son leves y ceden en poco tiempo. A nivel local, la encía
perforada por el diente emergente puede estar enrojecida provocando
inflamación gingival, que es el signo más frecuente.
En cambio, no se ha demostrado una relación causa-efecto entre la
erupción dentaria y otros síntomas. No pueden atribuirse sólo a la
dentición síntomas graves con fiebre elevada o persistente o un estado
de gravedad del niño.
- Lo más probable es que la dentición sea una especie de alerta de
otros sucesos que ocurren entre los seis y 24 meses de edad, después de
un periodo de calma relativa que suele vivirse durante el primer
semestre. Estos eventos incluyen la repentina aparición de infecciones
de vías aéreas superiores y del oído medio, así como episodios
diarreicos e infecciones de la cavidad oral como gingivoestomatitis
herpética. Todo ello seguramente en relación con la tendencia marcada
de los bebés por llevarse a la boca todo lo que encuentran a su
alrededor, a la coincidencia de que para estas fechas inician destete (y
con ello se privan del aporte de elementos que acudían en apoyo de su
sistema inmunológico) y, especialmente, por la incorporación de muchos
lactantes a centros escolares. Y en este contexto, la dentición es un hecho casual, pero no causal de estos síntomas.
- En caso de coexistir la aparición de los dientes con cuadros de
infección de cualquier origen, debe siempre considerarse que son
eventos separados sin considerarlo simplemente como consecuencia de la
erupción dental, lo que podría acarrear un retraso en el proceso
diagnóstico y terapéutico innecesario.
- Los datos proporcionados por este metanálisis no resuelven el debate
debido a la poca evidencia que el estudio nos devuelve al respecto.
Parece razonable pensar que no haya asociación entre estos signos y
síntomas asociados, aunque sí que se justifique un aumento leve (y no
significativo clínicamente) de la temperatura basal.
Y algo parecido ya comentamos en su momento que ocurre con el consumo de
leche por los lactantes y ciertos síntomas, entre ellos los mocos. Por lo tanto, igual que la leche no produce mocos, la erupción dentaria no produce fiebre significativa.
Queda dicho... y el niño de la fotografía de este post lo apoya.
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