La obesidad se ha convertido
durante las últimas décadas en una epidemia mundial. En gran parte de la
tierra la sobrealimentación es ya una epidemia cuyas consecuencias
médicas son ya muy evidentes. En este sentido, y según los datos de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), más del mil quinientos millones de personas adultas tienen
sobrepeso y, de ellas, al menos 400 millones son obesas. Sin duda son
cifras alarmantes.
En el caso de la diabetes tipo 2, la
obesidad es para los especialistas que tratan con pacientes la principal
causa de desarrollo de la enfermedad crónica.
Si acercamos las cifras de obesidad a
Europa, nos damos cuenta de que la prevalencia se ha multiplicado por
tres en las últimas dos décadas, con cifras cercanas al 50% de sobrepeso
en adultos y a un 20% entre los niños. De éstos, un tercio son obesos y
las cifras no paran de crecer.
En España, el índice de la obesidad
entre la población adulta es del 15%, reduciéndose ligeramente el
porcentaje (14%) en el caso de ciudadanos cuyas edades se hayan
comprendidas entre los 2 y los 24 años. Son las consecuencias más
evidentes del cóctel que forman una mala forma de alimentarnos y un
sedentarismo muy extendido.
Para combatir estas cifras, el Instituto de la Obesidad acaba sugerir un decálogo de actuaciones que pueden ayudar a acotar el problema.
1. Promover y proteger la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, favoreciendo a continuación una alimentación complementaria adecuada.
2. Promover una dieta equilibrada, con mayor consumo de frutas y verduras, legumbres, granos enteros, y fibra.
3. Aumentar la disponibilidad, la accesibilidad y el consumo de agua simple potable.
4. Realizar actividad física regular en los entornos escolar, laboral, comunitario y de ocio.
5. Regular la publicidad sobre comidas dirigidas a los niños.
6. Brindar más opciones nutricionales en escenarios fundamentales como los colegios.
7. Educar a los padres sobre el valor de los alimentos y evitar los excesos.
8. Evitar el consumo de alcohol.
9. No fumar.
10. Mantener una actitud positiva y metas de desarrollo personal que motiven a seguir comportamientos y actitudes sanos.
2. Promover una dieta equilibrada, con mayor consumo de frutas y verduras, legumbres, granos enteros, y fibra.
3. Aumentar la disponibilidad, la accesibilidad y el consumo de agua simple potable.
4. Realizar actividad física regular en los entornos escolar, laboral, comunitario y de ocio.
5. Regular la publicidad sobre comidas dirigidas a los niños.
6. Brindar más opciones nutricionales en escenarios fundamentales como los colegios.
7. Educar a los padres sobre el valor de los alimentos y evitar los excesos.
8. Evitar el consumo de alcohol.
9. No fumar.
10. Mantener una actitud positiva y metas de desarrollo personal que motiven a seguir comportamientos y actitudes sanos.
A través de estas pautas podrían
reducirse las cifras la obesidad. Es sin duda una apuesta por mantener
unos hábitos de vida equilibrados, recordando siempre acudir a un
especialista en caso de que el problema se agrave, porque es él quien
mejor atajará el problema de la obesidad.
Imagen; http://www.freedigitalphotos.net
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