¿Es posible viajar a países exóticos? ¿Qué no se puede
olvidar meter en la maleta? ¿Cómo y cuánta medicación llevar?
¿Qué pasa si quien va de viaje es un niño? ¿Cómo protegerse de
los peligros del sol?
Durante la época estival son frecuentes los viajes o escapadas
vacacionales. Sin embargo, algo que parece trivial puede no serlo
para las personas que padecen una patología crónica como
son las
enfermedades
reumáticas y
autoinmunes
sistémicas. Por ello, desde la Sociedad Española de
Reumatología (
SER)
hemos lanzado los siguientes diez consejos que pueden resultar muy
útiles para los pacientes con y contribuir a su descanso vacacional:
1.- Llevar siempre un informe actualizado.
En caso de necesitar asistencia médica durante un viaje, ya sea
relacionada con la enfermedad reumatológica o no, es importante
tener a mano un informe actualizado con el diagnóstico y los
tratamientos crónicos que se toman. Sería muy recomendable, además,
que si se trata de un viaje al extranjero el informe esté traducido.
2.- Niños con enfermedades reumatológicas en verano.
En el caso de niños que vayan a campamentos o similares es
importante, además de llevar el informe actualizado, que los padres
contacten directamente con los monitores para que estos conozcan el
grado de limitación para realizar actividades (si existe), los
horarios de las medicaciones, y los cuidados especiales que el niño
puede necesitar y que se describen en el resto de este decálogo.
3.- Llevar medicación suficiente y organizada.
Los pacientes deben planificar los días que se van de vacaciones
y cuánta medicación necesitan llevar. Es recomendable llevar una
cantidad algo mayor de la necesaria por si hay algún problema
(especialmente de medicaciones para el dolor por si hace falta tomar
más dosis por un brote), y también es buena idea en caso de viajes
con facturación de maletas llevar la medicación con uno mismo para
evitar perder dosis en caso de pérdida de equipaje.
4.- Vacunación para viajes exóticos.
Si un paciente tiene programado un viaje a zonas que requieran
vacunaciones especiales (por ejemplo, fiebre amarilla) debe avisar
con suficiente antelación al reumatólogo de referencia, ya que en
caso de tratamientos inmunosupresores (metotrexato, leflunomida,
fármacos biológicos, etc.) hay muchas vacunas que tienen prohibida
su administración, e incluso hay países que exigen un documento
especial que explique por qué no se puede poner algunas vacunas (ya
que son obligatorias para entrar).
5.- La gota no descansa en verano.
Habitualmente asociamos los brotes o el inicio de gota con la
Navidad al estar expuestos a alimentos con alto contenido en ácido
úrico y además en grandes cantidades. Sin embargo, en verano estos
alimentos reaparecen: mariscos, bebidas alcohólicas (también la
cerveza sin alcohol), barbacoas con carne roja, etc. Por lo tanto,
los pacientes con
gota
tienen que mantener el cuidado en su alimentación.
6.- Conservación de medicaciones subcutáneas.
Muchos pacientes se administran
metotrexato
o
tratamientos
biológicos subcutáneos, y es importante que sepan que deben
mantenerse a una temperatura máxima de 25º. Por tanto, debemos
recordarles que si planifican viajes deben controlar la temperatura
en el traslado y también al almacenarlos al llegar. Ante la duda,
los pueden transportar en una nevera con placas de hielo y después
mantenerlos en un frigorífico y sacarlos 30 minutos antes de
administrárselos.
7.- Síndrome antifosfolípido y viajes largos.
Los pacientes que tengan diagnosticado un síndrome
antifosfolípido y realicen viajes largos en los que apenas puedan
moverse tienen un riesgo aumentado de padecer una trombosis. Por
esto, aparte de las recomendaciones habituales de hacer paradas cada
2 horas y caminar (si van en coche) o de hacer ejercicios con las
piernas y pasear por el pasillo (si van en avión), deben
comentárselo a su
reumatólogo
por si es necesario añadir una dosis de heparina para prevenir
problemas.
8.- Síndrome de Sjögren y sequedad.
Durante los meses de verano las altas temperaturas, el aumento de
horas de sol y los aires acondicionados son grandes enemigos de los
síntomas de sequedad en ojos y boca de los pacientes con
Sjögren.
Es importante que aumenten la administración de gotas en los ojos,
que eviten en la medida de lo posible exponerse a aires
acondicionados potentes, y que usen gafas de sol de calidad y de
tamaño grande que cubra bien los ojos.
9.- El sol y los medicamentos reumatológicos.
Algunos medicamentos que se usan habitualmente en
Reumatología
como el
metotrexato
o la salazopyrina producen fotosensibilidad, lo que quiere decir que
al exponerse al sol pueden aparecer erupciones cutáneas. Por norma
general en pacientes con tratamientos reumatológicos crónicos es
recomendable usar cremas de factor total de calidad al menos 30
minutos antes de salir a la calle, renovándolas cada pocas horas y
evitar tomar el sol de forma directa.
10.- El sol y las enfermedades reumatológicas.
Algunas enfermedades como el
lupus
o la
dermatomiositis
pueden tener brotes no solo en la piel sino a otros niveles si estos
pacientes se exponen al sol. Por eso es importante seguir de forma
muy rigurosa las recomendaciones del punto previo y aumentar esta
protección del sol con ropa que cubra más la piel, gorras,
sombreros de ala ancha o incluso paraguas.
* Decálogo realizado con la colaboración de la Dra. Cristina
Macía, reumatóloga del Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid).