miércoles, 17 de octubre de 2018

Lucía, mi Pediatra. Doctora, ¿hay algo para los mocos?.

El verano llega a su fin y con él, la vuelta al cole. Nuestras consultas se llenan de niños cuyo principal síntoma son los mocos. Por alguna razón se llamarán a los niños “mocosos”, ¿no?
¿De dónde sale tanto moco? Pues de los catarros (infección respiratoria de vías altas). Existen cerca de 200 virus identificados causantes de estas infecciones siendo el más frecuente el Rinovirus. En nuestro sistema respiratorio siempre hay mocos, estos son la primera línea defensiva del organismo para “atrapar” los gérmenes que vienen del exterior. En ocasiones, si la infección progresa, comenzaremos a fabricar un exceso de moco que ya es evidente. (“Siempre va con las velas colgando”- dicen muchas madres ante los “chorretones” continuos de moco en sus hijos). Si la inflamación tiene lugar en la nariz, será una rinitis. Si la inflamación se produce en la garganta y además tiene dolor, tendremos una faringitis; si los virus inflaman principalmente la laringe y el niño presenta afonía o tos perruna, hablaremos de una laringitis. Y si la infección progresa y desciende a los bronquios, hablaremos de bronquitis (“Doctora, creo que los mocos le han bajado al pecho”). En las bronquitis el niño tendrá tos, no sólo por la mucosidad que se encuentra dentro de los bronquios, sino porque estos se cierran (broncoespasmo) y no pueden respirar con normalidad (“Le oigo pitos”). En este último caso, hablaríamos de infección respiratoria de vías bajas.
Estoy preocupada porque cada mes está enfermo”

Así es. Un niño en edad escolar, entre Septiembre y Junio, tiene una media de 5-6 catarros de vías altas. En los más pequeños, hasta 7- 8 episodios. Durante estos procesos tendrán fundamentalmente mocos, tos, estornudos, a veces dolor de garganta y fiebre. La fiebre no suele durar más de 3 días. Los mocos los tendrán durante 7 días y la tos, a veces, se prolonga hasta dos semanas. Esta es la evolución natural de un catarro sin complicaciones. Con el paso del tiempo tendrán menos catarros. Por un lado, se van inmunizando y su sistema inmunitario va madurando. Recordad que en los 3 primeros años de vida el sistema inmune es muy inmaduro y los niños se defienden mal ante cualquier infección. Y por otro lado, los niños más mayores no establecen un contacto tan íntimo como los pequeños que comparten juguetes, botellas de agua, y hasta mordiscos.
Estaba mejor del catarro, pero ha salido al recreo sin el abrigo y se ha vuelto a resfriar” – me dicen muchas madres.
Los niños no enferman por salir a jugar desabrigados. Los niños enferman en el aula junto a los 20 compañeros, de los cuales, la mitad, están acatarrados. Es verdad que en los meses fríos hay más virus respiratorios y más posibilidades de contagiarse, pero eso no significa que enfermen “por una corriente de aire” o por “salir a jugar sin la chaqueta”. Los virus se transmiten por el contacto directo a través de las microgotitas de saliva al hablar, por los estornudos, por nuestras propias manos, por los besos e incluso, por los juguetes. De ahí la importancia del lavado de manos frecuente.
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