¿QUÉ ES LA DIABETES?
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece debido a que el
páncreas no fabrica la cantidad suficiente de insulina que el cuerpo
humano necesita.
¿QUÉ ES LA INSULINA?
La insulina es una hormona producida por el páncreas, que es responsable
del control de los valores adecuados de azúcar (glucosa) en sangre.
Permite que la glucosa sea transportada al interior de las células, de
modo que éstas produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su
utilización sea necesaria. Cuando la cantidad de insulina disminuye se
produce un aumento de los niveles de azúcar (glucosa) en la sangre
(hiperglucemia).
CLASIFICACIÓN DE LA DIABETES
La Organización Mundial de la Salud reconoce tres tipos de diabetes (tipo 1, tipo 2 y gestacional):
- Diabetes tipo 1. Aparece en la infancia, la adolescencia y los primeros años de la vida adulta. Suele presentarse de forma brusca, y muchas veces independientemente de que existan antecedentes familiares. Se debe a la destrucción progresiva de las células del páncreas productoras de insulina. Ésta tiene que administrarse artificialmente desde el principio de la enfermedad. Sus síntomas particulares son el aumento de la necesidad de beber y de la cantidad de orina eliminada, la sensación de cansancio y la pérdida de peso.
- Diabetes tipo 2. Aparece en edades más avanzadas y es diez veces mas frecuente que la anterior. Es frecuente que la sufran otras personas de la familia. Se debe a una producción de insulina insuficiente, junto con una alteración en su utilización por parte de la célula. Los pacientes pueden ser tratados con pastillas antidiabéticas o con insulina (o con una combinación de ambas). No suele presentar síntomas específico, por lo que puede pasar desapercibida para la persona afectada durante mucho tiempo.
- Diabetes gestacional. Se considera una diabetes que se presenta durante el embarazo. Se puede controlar igual que los otros tipos de diabetes. Durante el embarazo la insulina aumenta para incrementar las reservas de energía. A veces, este aumento no se produce y puede originar una diabetes por embarazo. Tampoco tiene síntomas y la detección se realiza casi siempre tras el análisis rutinario a que se someten todas las embarazadas a partir de las 24 semanas de gestación.
¿CUALES SON LAS CAUSAS DE LA DIABETES?
La diabetes tipo 1 se piensa que es una enfermedad autoinmune, esto
quiere decir que el fallo original está en nuestro sistema inmunitario,
cuya función principal es defendernos de lo extraño, y que en esta
enfermedades reconoce erróneamente como ajeno un tejido propio y lo
destruye. En el caso de la diabetes mellitus tipo 1 son atacadas y
destruidas las células productoras de insulina: las células beta del
páncreas. El desencadenamiento de este ataque autoinmune se produce por
una combinación de factores genéticos y ambientales. Entre los factores
ambientales, los virus (papera, gripe, rubeola, varicela entre otros)
los agentes más probables. Los factores hereditarios parecen tener un
papel importante, pero el problema, prácticamente, nunca se adquiere
directamente por herencia.
Sin embargo, en la aparición de una diabetes tipo 2, actualmente se
piensa que además de factores geneticos, es bien conocida la mayor
frecuencia de diabetes tipo 2 en personas con antecedentes familiares de
diabetes, los factores más importantes son el exceso de peso y la falta
de ejercicio.
¿A CUANTAS PERSONAS AFECTA LA DIABETES?
La diabetes afecta al 6% de la población. Las posibilidades de
contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor, de modo que
por encima de los setenta años la padece alrededor del 15% de las
personas.
¿CUALES SON LOS SÍNTOMAS DE LA DIABETES?
Entre los principales síntomas de la diabetes se incluyen:
- Aumento de la diuresis (cantidad de orina).
- Hambre inusual.
- Sed excesiva.
- Debilidad y cansancio.
- Pérdida de peso.
- Irritabilidad y cambios de ánimo.
- Sensación de malestar en el estómago y vómitos.
- Infecciones frecuentes.
- Vista nublada.
- Heridas que no se curan, o que se curan muy lentamente.
- Picazón o entumecimiento en las manos o los pies.
- Infecciones recurrentes en la piel, la encía o la vejiga.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El diagnóstico de diabetes se establece cuando una persona tiene valores
anormalmente elevados de glucosa en la sangre. Se basa en la medición
de la concentración de glucosa en sangre. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) estableció los siguientes criterios en 1999 para establecer
con precisión el diagnóstico:
- Síntomas clásicos de la enfermedad más una toma sanguínea casual o al azar con cifras mayores o iguales de 200 mg/dl.
- Medición de glucosa en sangre en ayunas mayor o igual a 126 mg/dl.
- La prueba de tolerancia a la glucosa oral (curva de glucosa). La medición en sangre se hace dos horas posteriores a la ingesta de 75g de glucosa en 375 ml de agua; la prueba es positiva con cifras mayores o iguales a 200 mg/dl.
¿SE PUEDE PREVENIR LA DIABETES?
Para la prevención de la diabetes tipo 1 no existe ningún método eficaz
por el momento. En cambio, está comprobado que la diabetes tipo 2, que
es la que frecuente, se puede prevenir en gran medida adoptando unos
hábitos de vida saludables:
- Evitando el sobrepeso y la obesidad.
- Realizando ejercicio físico de forma regular. - Abandonando el tabaco y las bebidas alcohólicas.
- Siguiendo una dieta alimentaria sana.
¿CÓMO SE TRATA LA DIABETES?
El tratamiento de la diabetes tiene como objetivo mantener los niveles
de glucosa en sangre dentro de la normalidad para reducir el riesgo de
complicaciones asociadas a la enfermedad, basándose en tres pilares:
dieta, ejercicio físico y medicación.
En muchos pacientes con diabetes tipo II no sería necesaria la
medicación si se controlase el exceso de peso y se llevase a cabo un
programa de ejercicio físico regularmente. Sin embargo, con frecuencia
será necesaria un tratamiento sustitutivo con insulina o la toma de
fármacos hipoglucemiantes por vía oral.
Fármacos hipoglucemiantes orales. Se prescriben a personas con
diabetes tipo II que no consiguen descender la concentración de azúcar
en sangre mediante la dieta y la actividad física, pero no son eficaces
en personas con diabetes tipo I.
Tratamiento con insulina. En pacientes con diabetes tipo I es
necesario la administración de insulina ya que el páncreas es incapaz de
producir esta hormona. La insulina se administra a través de
inyecciones subcutáneas, ya que si se tomase por vía oral sería
destruida en aparato digestivo antes de pasar al flujo sanguíneo. Las
necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se
ingieren y de la actividad física que se realiza. Las personas que
siguen una dieta estable y una actividad física regular varían poco sus
dosis de insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la dieta habitual o
la realización de algún deporte exigen modificaciones de las pautas de
insulina. La insulina puede inyectarse a través de distintos
dispositivos:
- Jeringuillas tradicionales, de un solo uso, graduadas en unidades internacionales (de 0 a 40).
- Plumas para inyección de insulina. Son aparatos con forma de pluma que tienen en su interior un cartucho que contiene la insulina. El cartucho se cambia cuando la insulina se acaba, pero la pluma se sigue utilizando.
- Jeringas precargadas. Son dispositivos similares a las plumas, pero previamente cargados de insulina. Una vez que se acaba la insulina se tira toda la jeringa.
El nivel de glucosa en sangre depende de la zona del cuerpo en que se
inyecta la insulina. Es aconsejable que se introduzca a través del
abdomen, los brazos o muslos. Penetra más rápidamente si se inyecta en
el abdomen. Se recomienda inyectar siempre en la misma zona, aunque
desplazando unos dos centímetros el punto de inyección de una vez a
otra. Hay que evitar las inyecciones en los pliegues de la piel, la
línea media del abdomen y el área de la ingle y el ombligo.
¿CÓMO SE SABE SI LA DIABETES ESTÁ BIEN CONTROLADA?
La diabetes se sabe si esta bien controlada mediante la medición
periódica de la glucosa en sangre (indica cuál es el nivel de azúcar en
sangre en el momento que se realiza el análisis) y mediante la prueba
de la hemoglobina glicosilada (Hemoglobina A1c o HbA1c), que mide los
niveles medios de azúcar en sangre durante los 2 ó 3 meses anteriores al
análisis. En general, es conveniente que el nivel de HbA1c sea menor de
un 7%
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