http://draherraizmedicoypaciente.com/2014/10/05/paciente-empoderado-si-pero-con-limites/
Definición empoderar: hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido.
Todos estamos de acuerdo que un paciente empoderado, aquél que se
implica en su enfermedad, en su tratamiento, y que cuida el estilo de
vida que se le ha aconsejado, es el paciente ideal, pero a veces el
“saber demasiado” puede no ser tan beneficioso para él como esperamos.
Conocer todos los riesgos y complicaciones que tiene tanto una
enfermedad como el tratamiento requerido para ella, puede desestabilizar
la vida del paciente y llevarlo a desanimarse, lo que aumentará su
estrés con todos los problemas que ello conlleva (aumento de los
síntomas propios de su enfermedad, HTA, ansiedad y un largo etc.), que
no resulta lo más adecuado para ninguna patología.
¿Paciente empoderado?
Por supuesto que SI, es muy importante para el paciente, para los
profesionales que lo atienden y para el sistema de salud, que un
paciente se implique en la formación y en la información respecto a su
enfermedad porque conseguiremos que se implique más en su autocuidado,
una mejor adherencia al tratamiento, un aumento de la confianza tanto en
el profesional que lo trata como en el sistema sanitario y una
disminución de las complicaciones asociadas a su patología.
Esta situación en enfermedades crónicas es más importante si cabe,
siempre que tanto la información como la formación se consigan en
colaboración con expertos sanitarios que le aconsejen cómo debe hacerlo,
dedicándole el tiempo que sea preciso para conseguirlo.
¿Cuáles son los problemas?
El hecho de informarse puede llevar a que se preocupe en exceso por
las complicaciones que pueden presentarse a lo largo de su patología, o
bien los efectos secundarios que podría presentar por la toma de la
medicación prescrita y eso nos llevará a tener un paciente empoderado
pero estresado.
Por eso es tan importante la implicación de todos los profesionales
sanitarios en la información y formación de todos los pacientes, y hemos
de ser nosotros los que establezcamos en cada caso, según la
personalidad del paciente, lo que debe saber y lo que es mejor que no
sepa (sin engañarlos en ningún momento, por supuesto).
Como médico y paciente hace tiempo que decidí “dejar la bata” en la
sala de espera cuando acudo a las visitas de los diferentes
profesionales que me tratan y convertirme sólo en paciente. Eso quiere
decir que no intento autodiagnosticarme, ni justificar todos los
síntomas que presento, sino que delego en los que me atienden este
trabajo, yo me limito a explicarles lo que siento y ellos deciden qué es
lo que tengo y cuál es la mejor solución.
El día que decidí ser sólo paciente y dejar mi lado médico para otras
ocasiones que no estuvieran relacionadas con mi enfermedad, mi estrés
bajó muchísimo y en la misma proporción aumentó la confianza en esos
médicos y enfermeras que me cuidan.
Por eso cuando hablo de paciente empoderado, digo SI, pero con ciertos límites…
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