El colesterol es un lípido que forma parte de la cubierta de nuestras células. Es transportado por unas lipoproteínas que se encargan de llevarlo a las células, al hígado o al torrente circulatorio. La mala prensa que tiene es por su participación en la formación de placas de ateroma. Y llamamos “colesterol bueno” al HDL, que es la lipoproteína que se encarga de recoger el colesterol y llevarlo al hígado,barriéndolo de la circulación. Y llamamos “colesterol malo” al LDL, la lipoproteína que hace lo contrario, lo lleva a diversas partes del cuerpo. Lo que los médicos vigilamos es el exceso de LDL, que nos indica un nivel de colesterol altito y mayor probabilidad de formación de placas de ateroma.
En el siguiente dibujo se puede ver la estructura de un vaso sanguíneo:
Tal como podemos ver, son cables con
varias capas, siendo la más interna el endotelio, formado por unos
adoquines poligonales firmemente unidos. Pues bien, si se rompe la unión
entre esos adoquines, el colesterol penetra a través de esa fisura y se
coloca justo debajo del endotelio, oxidándose. El organismo detecta esa
anomalía y manda a los macrófagos, células barrenderas del sistema
inmune,que fagocitanel colesterol pero son incapaces de digerirlo por
completo transformándose en células espumosas y muriendo. El organismo
contraataca provocando inflamación, atrayendo a más células del sistema
inmune para controlar esa invasión de colesterol y enviando células de
músculo liso a recubrir esa placa de colesterol y macrófagos muertos
para evitar que se haga más grande. Esas células musculares sintetizan
colágeno, creando una malla que limite y estabilice esa placa
ateromatosa recién formada. El aspecto final es éste:
¿Nos podemos quedar tranquilos una vez que ha pasado todo esto? No. Esa placa de ateroma ha disminuido el calibre del vaso sanguíneo,
por lo que la sangre se encuentra un camino más estrecho por el que
pasar, lo cual es peligroso cuando afecta a las arterias coronarias.
Cuando ocluye el 70% de la luz de esos vasos sanguíneos se puede
producir isquemia con el esfuerzo, el frío o el estrés emocional (así
que cuando oigáis hablar de “le dieron un disgusto y se
infartó…plantearos que posiblemente alguna placa de ateroma tendría en
las coronarias) y si llega al 80-90% de oclusión puede sufrir isquemia
en reposo(“estaba tan tranquilo en el sofá de su casa y le empezó a
doler el pecho” ). También puede suceder que esa placa de ateroma,
localizada en cualquier parte del organismo,se rompa, lo cual activa a
las plaquetas que acuden a taponar esa fisura, se activa la
coagulación…y se origina un trombo. O que la placa de ateroma se
desprenda, viaje por el torrente sanguíneo y tapone otro vaso que sea de
menor calibre, provocando una embolia.
¿Y eso lo podemos arreglar con alimentos enriquecidos con omega 3? Ya lo comenté hace tiempo:
el problema es que los estudios que se han realizado sobre el tema
incluían grandes cantidades de ese ácido graso, unos 500 mg-2 gr. Al
examinar el contenido en omega-3 de los alimentos enriquecidos con él se
comprueba que la cantidad mínima que habría que consumir es exagerada,
siendo mínimos los beneficios.
¿Entonces qué me protege de la aterosclerosis?
Hay medidas higiénico-dietéticas muy eficaces: evitar el tabaco, llevar
una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, realizar ejercicio físico
aeróbico de forma regular y continuada, controlar la tensión arterial y
vigilar los niveles de colesterol. Son medidas más baratas y efectivas
que ir al supermercado a por yogures o leches “especiales”…
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