El folleto Alcohol, ¿Cuánto es mucho? busca concienciar sobre cuánto alcohol entraña un consumo de riesgo. Mediante un sencillo test de tres preguntas puede saberse si se realiza un consumo de riesgo de cualquier bebida alcohólica, desde cervezas a espirituosas. Se trata del elemento más destacado del folleto que el Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS de la semFYC ha desarrollado en coordinación con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para informar sobre qué es un consumo de riesgo y saber qué prácticas llevadas a cabo pueden catalogarse como tal, así como para concienciar a la población sobre cuánto alcohol se bebe y aportar recomendaciones para disminuir su consumo. El consumo de riesgo de alcohol está estrechamente relacionado con el aumento de las probabilidades de tener en un futuro problemas de salud graves como cáncer, hipertensión arterial o enfermedades hepáticas, entre otros.
“Las fiestas de Navidad y las reuniones con amigos, compañeros de trabajo o familiares que se realizan coincidiendo con esta celebración del calendario son una de las citas anuales en las que más alcohol se consume y, por tanto, en términos de educación sanitaria y de promoción de los hábitos saludables, pensamos que es importante que se tome consciencia de cuánto alcohol debe considerarse consumo de riesgo”, señala Rodrigo Córdoba García coordinador del Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS de la semFYC.
Aunque no existe un estándar válido que puede aplicarse a toda la población, puesto que actúan como atenuantes o agravantes factores como la edad, el sexo o el estado de salud, entre otras circunstancias, sí existen unos parámetros genéricos que entienden que en fechas puntuales, como serían independientemente cada una de las celebraciones que se conmemoran durante las fiestas de Navidad, se recomienda que en un día los hombres no superen las 6 UBE (unidades de bebida estándar) y las mujeres tampoco sobrepasen las 4 UBE.
Si se extrapola esta métrica a equivalencias reales, 6 UBE equivaldría a consumir en un día, por ejemplo, 1 caña de cerveza, 3 copas de vino y 1 combinado; y 4 UBE, a 1 copas de vino, 1 caña y 1 combinado.
Sin embargo, para Rodrigo Córdoba García, coordinador del Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS, “La idea que debe prevalecer es que un menor consumo va asociado a un menor riesgo: alcohol, cuanto menos, mejor”.
No ingerir bebidas alcohólicas si…
Del mismo modo que indica los parámetros de los que se consideraría un consumo de riesgo, el documento también recuerda que las personas que conducen o realizan trabajos de precisión, las mujeres embarazadas o que están en proceso de lactancia, los menores de edad y las personas que están tomando medicamentos deben consumir alcohol. En este sentido, el Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS, expresó recientemente la necesidad de que el Gobierno adopte legalmente las cinco recomendaciones presentadas en la reunión de Ministros de Sanidad europeos ―y respaldadas por la Comisión Europea y el Plan Nacional de Drogas― que consistirían en:
a) prohibir el consumo en la vía pública
b) limitar la publicidad
c) controlar los puntos de acceso
d) acotar los horarios de venta
e) subir impuestos sobre las bebidas alcohólicas.
Destruyendo mitos
En relación con el consumo de alcohol, “durante años se han propagado ciertos mitos que conviene desprestigiar”, señala Francisco Camarelles, del Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud de PAPPS. En ese sentido, ciertos de estos mitos podrían generar graves consecuencias para la salud:
– Es falso que la cafeína mantenga sobrio, pues solo contribuye a atenuar la somnolencia.
– También es falso que la sensación de calor que da el alcohol evite usar ropa de abrigo, pues pasa todo lo contrario: no solo disminuye la temperatura del cuerpo, también altera el funcionamiento de la parte de cerebro que actúa sobre la autorregulación, por lo que hay un riesgo de hipotermia.
– Aunque los efectos del alcohol no sean perceptibles en la articulación vocal o en una actuación errática, el consumo de alcohol hace efecto en el cuerpo y está alterando la toma de decisiones y la capacidad de atención.
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