Los antibióticos son uno de los grandes avances de la medicina del
siglo XX. Cuando un niño tiene una infección por una bacteria, los
pediatras le prescribimos un antibiótico porque estos fármacos curan
este tipo de infecciones. Sin embargo, alrededor de ellos existen muchas
creencias sin ninguna base científica, lo que provoca que sean carne de
cañón para que los padres se confundan sobre cuáles son las
indicaciones y para qué se usan.
Hoy en el
blog escribimos sobre los antibióticos desmintiendo todos esos mitos y leyendas instalados en la cultura popular.
1. Si mi hijo tiene “infección” necesita un antibiótico. FALSO
Las infecciones son enfermedades causadas por bacterias, virus,
hongos o parásitos. De todas ellas, solo en las infecciones causadas por
bacterias los antibióticos son efectivos, ya que no son medicinas
diseñadas para combatir al resto de microorganismos.
2. Si mi hijo tiene una infección por una bacteria necesita un antibiótico. VERDADERO (A MEDIAS)
Como hemos dicho en el punto anterior, los antibióticos son fármacos
que eliminan bacterias y por tanto son el tratamiento de estas
enfermedades. Sin embargo, hay infecciones causadas por bacterias que se
solucionan sin antibiótico como es el caso de la mayoría de las
gastroenteritis causadas por bacterías.
3. Hasta que no le mandan antibiótico a mi hijo, no se le va la fiebre. FALSO
La fiebre es un síntoma más de infección como pueden ser los mocos o
la diarrea. En el caso de que la fiebre sea síntoma de una infección
bacteriana, ésta desaparecerá al iniciar el antibiótico, mientras que si
se debe a una infección por un virus, la fiebre continuará pese a la
toma de antibiótico. Este es el motivo por el que muchos niños que
inician un tratamiento antibiótico sin una indicación correcta persisten
con fiebre.
4. Cuando el moco se pone verde es el momento de tomar un antibiótico. FALSO
Los mocos son un síntoma habitual en las infecciones respiratorias causadas por virus (
link).
Durante estas infecciones el moco suele cambiar de color (primero
trasparente, luego amarillo y por último verde). Estos cambios no
indican que la infección esté evolucionando peor o que se necesite
antibiótico, simplemente es el proceso habitual en este tipo de
infecciones, generalmente autolimitadas.
5. No es necesario completar el tratamiento antibiótico entero si la fiebre desaparece rápido. FALSO
Los tratamientos antibióticos deben realizarse durante los días
indicados y administrando las dosis a las horas pautadas. Detrás de esta
recomendación hay muchos estudios en los que se han probado diferentes
opciones (cinco días, una semana, diez días; cada 8 horas, cada 12
horas…) hasta encontrar cuál es la más adecuada para tratar cada tipo de
infección.
Así que, cuando los pediatras decimos a los padres que tienen que
darle un antibiótico cada 8 horas durante una semana a su hijo no es
porque nos apetezca fastidiar la dinámica familiar, es así porque es lo
que está indicado. Además, los tratamientos incompletos aumentan las
resistencias de las bacterias a los antibióticos, lo que puede dar lugar
a un grave problema de Salud Pública.
6. Da igual el tipo de infección que tenga mi hijo porque al final siempre me mandan amoxicilina. FALSO
La amoxicilina es un antibiótico excelente y en pediatría se emplea
en muchas ocasiones. Sin embargo, cada tipo de bacteriana tiene su
antibiótico de elección concreto. De esta forma, el médico, en función
del diagnóstico que realice (otitis, amigdalitis, infección de orina…)
decidirá cuál es la mejor opción y no tiene porqué ser siempre la
amoxicilina.
7. Muy bien señor pediatra, pero yo creo que es mejor el antibiótico ese de 3 días. FALSO
Como acabamos de decir, cada tipo de infección bacteriana tiene su
antibiótico de elección. Desconfía del pediatra que te mande “el
antibiótico de tres días” cada vez que tu hijo tiene tos, mocos o
fiebre.
8. Tomar mucho antibiótico es malo porque llega el momento en que el cuerpo se acostumbra y deja de ser efectivo. FALSO
El cuerpo no se “acostumbra” al antibiótico, de tal forma que si la
bacteria para la que se manda un antibiótico es sensible, éste será
efectivo. Lo que es malo es tomar mucho antibiótico cuando no está
indicado, por ejemplo, para tratar un catarro provocado por un virus. En
estos casos, las bacterias que están en nuestro cuerpo sin producir
enfermedad (como portadores) pueden generar resistencias dando lugar a
un grave problema como ya hemos dicho.
9. Si me tomo un antibiótico necesitaré un probiótico para proteger la flora intestinal de mi hijo. FALSO (A MEDIAS)
Como ya hablamos en un
post anterior (
link),
los antibióticos pueden dar lugar a diarrea. Sin embargo, influyen
muchos otros factores (tipo de antibiótico, tipo de paciente…) por lo
que la decisión de dar o no un probiótico debe individualizarse y, en
todo caso, emplear solo los que han demostrado ser eficaces.
10. Si mi hijo tiene los mismos síntomas que la otra vez que me
mandaron antibiótico, ¿para qué voy a ir al pediatra?. Mejor me paso por
la farmacia y que me lo vendan directamente. FALSO
Los antibióticos son fármacos que requieren de una prescripción
médica (receta) para poder comprarlos en farmacias. Una de las causas
por las que las resistencias antibióticas están en aumento es debido al
mal empleo de antibióticos. Por ello, debe ser un médico el que decida
si esos síntomas (completados con una historia y exploración física) se
deben a una infección que requiere antibiótico y no a una experiencia
pasada en la que se prescribió un antibiótico.
11. La dosis que ha calculado el pediatra está mal, mejor le doy a mío hijo lo que pone en el prospecto. FALSO
La dosis que debe recibir un niño de un antibiótico depende de el
peso que tenga y la infección que se quiera tratar. Los prospectos de
las medicinas no suelen tener en cuenta el peso, por lo que no es
recomendable seguir sus indicaciones. Tu pediatra te dará unas
indicaciones de qué dosis le debes dar a tu hijo y cada cuántas horas.
Si crees que se ha podido equivocar, es mejor que se lo digas para que
vuelva a hacer la cuenta (los pediatras somos humanos y también
cometemos errores).
12. Como me han mandado 6,7 ml cada 8 horas y en la caja viene una
cuchara de 5 ml, le daré a mi hijo un cucharada y media. FALSO
Como hemos dicho, las dosis están calculadas para cada niño en
concreto. Si en la caja del antibiótico no viene una jeringa que te
permita administrar la cantidad concreta de antibiótico, antes de irte
de la farmacia compra una.
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