https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2780488
La fibrilación es una frecuencia cardíaca irregular y, a menudo, rápida.
El corazón tiene 4 cámaras a través de las cuales fluye la sangre antes de ser enviada al resto del cuerpo para suministrar oxígeno y nutrientes vitales. Las 2 cámaras superiores son las aurículas y son importantes para ayudar a que la sangre llegue a las 2 cámaras inferiores, los ventrículos. El ventrículo derecho empuja la sangre hacia los pulmones para recoger oxígeno, mientras que el ventrículo izquierdo distribuye la sangre al resto del cuerpo. La fibrilación auricular (FA) es una afección en la que las señales eléctricas en las aurículas son rápidas y desorganizadas, lo que produce latidos cardíacos irregulares. Las posibles consecuencias más graves de la FA son los accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia cardíaca. Aproximadamente 1 de cada 4 adultos desarrolla FA durante su vida. El riesgo aumenta con la edad. Otros factores de riesgo incluyen insuficiencia cardíaca, consumo excesivo de alcohol, apnea obstructiva del sueño, obesidad, presión arterial alta, enfermedad renal crónica, problemas de las válvulas cardíacas y enfermedad de la tiroides. Algunas personas tienen FA que aparece y desaparece, que dura de minutos a semanas. Estos episodios pueden desencadenarse por la ingesta de alcohol, el estrés o la infección y pueden desaparecer por sí solos o al abordar el desencadenante subyacente. Algunas personas experimentan FA de forma continua y permanente. Síntomas de FA Los síntomas incluyen palpitaciones (una sensación de que el corazón está acelerado, latiendo irregularmente o saltando latidos); fatiga; aturdimiento, mareo o desmayo; dificultad para respirar; y accidente cerebrovascular. Muchos pacientes no presentan síntomas mientras experimentan FA, pero el riesgo de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca sigue presente. Diagnostico y tratamiento La fibrilación auricular se diagnostica con un electrocardiograma en un consultorio o en un hospital. Existen varias estrategias de tratamiento. Control de la frecuencia: debido a que la FA tiende a causar una frecuencia cardíaca rápida, un médico puede recetar medicamentos que reducen la frecuencia cardíaca para mejorar los síntomas y estabilizar la función cardíaca, como los bloqueadores beta (p. Ej., Metoprolol o carvedilol), bloqueadores de los canales de calcio (p. Ej., Diltiazem) o digoxina. Si los medicamentos no funcionan, se puede considerar colocar un marcapasos y realizar una ablación del sistema de conducción. Control del ritmo: un equipo médico puede recomendar un procedimiento para ayudar al corazón a salir de la FA y restaurar el ritmo normal. Los medicamentos antiarrítmicos están diseñados para mantener un ritmo normal. La cardioversión eléctrica es un procedimiento en el que se envía una descarga al corazón para restaurar la actividad eléctrica normal. Si la FA continúa reapareciendo y causa síntomas, se puede prescribir el uso prolongado de fármacos antiarrítmicos. La ablación con catéter utiliza catéteres dentro del corazón para eliminar las fuentes de FA y reducir el número de episodios de FA. Prevención del accidente cerebrovascular: debido a que la FA aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular, los pacientes con alto riesgo de accidente cerebrovascular deben considerar tomar anticoagulantes (diluyentes de la sangre). La aspirina y el clopidogrel no son útiles para la prevención del accidente cerebrovascular debido a la FA. Muchos pacientes utilizan tecnologías portátiles y dispositivos basados en teléfonos inteligentes para controlar la frecuencia cardíaca y el ritmo cardíaco. Muchos de estos dispositivos están aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. Para su uso previsto. Sin embargo, los resultados deben ser confirmados por un médico, ya que estos dispositivos, aunque razonablemente precisos, no son perfectos. A veces pasan por alto la FA o clasifican incorrectamente un ritmo como FA. Debido a que muchas de estas tecnologías son nuevas, su función exacta para ayudar al diagnóstico y tratamiento de la FA aún está evolucionando.
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