El consumo de bebidad alcohólicas está muy arraigado en nuestra 
sociedad y cultura. La mayoría de las personas las han probado alguna 
vez en su vida. Se bebe para celebrar, para socializar, por placer, 
relajación, en fiestas con amigos y familiares, para cambiar el ánimo y 
por otros muchos motivos.
                    La mayor parte de los que consumen alcohol, lo 
hacen a unos niveles que probablemente no tendrán consecuencias adversas
 para su salud; pero beber mucho, asiduamente o en una sola ocasión, 
incremente al riesgo de estas consecuencias, tanto a corto plazo como a 
largo plazo.
                    Es importante resaltar también que el alcohol es 
una sustancia psicoactiva con efectos inmediatos placenteros, pero que a
 medida que aumenta la frecuencia y la cantidad ingerida puede producir 
efectos adversos. Hay efectos, como las lesiones por accidentes de 
tráfico por violenica, que se pueden producir de forma inmediata. Otros,
 como la afectación de algunos órganos como el hígado, la disminución de
 nuestras defensas o la aparición de enfermedades crónicas como el 
cáncer, se podrán producir a más largo plazo.
                    Otro factor a tener en cuenta es que el alcohol 
no afecta de la misma manera a todas las personas ya que el peso, la 
talla corporal, la edad, el sexo, la experiencia en el consumo, la 
genética, el metabolismo individual, la nutrición y otros factores 
sociales relacionados con la persona que consume, las pueden hacer más o
 menos vulnerables a desarrollar enfermedades relacionadas con el 
alcohol.
                    Por todas estas razones, para mantener la salud, 
independientemente del motivo por el cuál bebemos, es importante decidir
 qué papel va a jugar el alcohol en nuestras vidas.
http://www.estilosdevidasaludable.msssi.gob.es/consumo/home.htm
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