Me gustaría tener la respuesta a esa pregunta. Pero va a ser que no.
Pediría entonces que algunos de vosotros más expertos en la materia de
convivir con hijos adolescentes soltéis vuestras pistas.
Laia ha cumplido recientemente 11 años y ya desde hace unos meses me pide un móvil.
La temporada navideña se presenta con premeditación y alevosía como la
ocasión perfecta y lo ha incluido en su carta a los Reyes a pesar de que
tanto su padre como yo le hemos dicho que no va a caer.... Sin embargo,
la presión social es enorme y vas viendo como las familias de alrededor
ya tienen más o menos decidido en qué momento (a corto plazo) van
a ceder ante las peticiones de sus hijos.
A mí me parece que todavía es pronto. Y de hecho, todo
lo que he ido leyendo estos días, apunta a que la edad a la que los
chavales están preparados para tener un móvil inteligente (smartphone)
se sitúa entre los 14 y los 16 años.
Las estadísticas hablan de que la inmersión en el mundo móvil se produce mucho antes de las edades recomendadas.
De hecho a los 14 años más del 80% de los chicos y de las chicas tienen
móvil, y las cifras son elevadas también a los 12 años e incluso antes.
La presión social sé que todavía aumentará más el próximo curso. El paso
de la primaria a la secundaria, la importancia cada vez mayor que va a
ir adquiriendo el grupo de iguales, el despunte de la autonomía en los
recorridos entre casa y el cole.....
Una parte de los padres valoran muy positivamente que el menor tenga
móvil porque es una forma más de poder localizarlo. No deja de ser una
excusa para la vigilancia. Algunos lo han llamado la "correa digital".
Confieso que a mí también me tranquiliza saber que podré localizar a mi
hija cuando no esté conmigo. Pero, antiguamente ¿cómo lo hacían? ¿Eran
nuestros padres unos descerebrados que nos dejaban salir solos
simplemente confiando en nosotros?
Me planteo si la necesidad será real o impuesta por los tiempos que vivimos.
A nuestros niños se les viene llamando nativos digitales.
Saben manejar las herramientas digitales desde bien pequeños con una
destreza que con frecuencia nos deja maravillados. Sin embargo, conocer
el uso de las herramientas no es sinónimo de conocer las dinámicas, los
riesgos, los "intríngulis" de la hiperconectividad. Todo esto tendremos que enseñárselo nosotros (quién sino?) y para ello será necesario conocerlo también nosotros muy bien.
Algunas cosas que tengo claras son que me voy a poner a buscar activamente información sobre seguridad para luego compartirla con mi hija (intentaré ir contando por aquí). Además antes de dar el salto estableceré unas normas de uso que hagan referencia a espacios, tiempos y tipos de utilización. Por otro lado, y luego ya entrando en términos de educación en economía,
tengo que plantearme quién va a pagar la factura y desde luego está más
claro que el agua que de entrada no va a tener un teléfono "5
estrellas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario