martes, 18 de julio de 2017

Consejos sanitarios para minimizar los efectos sobre la salud de la ola de calor y las altas temperaturas

Escrito por Azucena Carrera, vocal del Programa de actividades preventivas y promoción de la salud (Papps) de Socalemfyc


Últimamente, parece que la llegada del verano en nuestro país se acompaña cada vez mas de las habituales  olas de calor. Pero ¿que es una ola de calor? En España, la Agencia Estatal de Meteorología define la ola de calor cuando se registran durante al menos 3 días consecutivos temperaturas más altas a las máximas habituales (con valores superiores al percentil 95) durante los meses de julio y agosto, en al menos un 10% de las estaciones meteorológicas.

El fenómeno de  las olas de calor es algo que se repite de modo habitual en los últimos años, quizá debido a los efectos del calentamiento global, aunque es precipitado sacar conclusiones sobre esto, pues hacen falta registros de más años, para poder concluir que el aumento de las temperaturas es una tendencia y no algo meramente puntual.
A pesar de que es algo a lo que ya estamos acostumbrados, o nos vamos acostumbrando, este año hay algunas características que distinguen la ola de calor de las de otros años:
En primer lugar que la temida ola ha llegado antes de que comience el verano, y como es habitual “sin avisar”, por lo que nuestro organismo no esta todavía adaptado a las altas temperaturas y los efectos de estas son más acusados.
En segundo lugar, otro hecho del que quizás no hemos sido muy conscientes en años anteriores, es el efecto de esta ola de calor  sobre la contaminación atmosférica, debido al aumento de concentración del ozono troposférico, que se forma en la atmósfera. Este ozono es un contaminante con importantes repercusiones en la salud, sobre todo para aquellas personas más susceptibles como son los niños, ancianos, embarazadas y personas con patología respiratoria crónica. La concentración de este ozono aumenta en situaciones de calor excesivo, con el peligro que ello representa para la salud humana. Como dato anecdótico, a consecuencia de este aumento de la contaminación atmosférica, durante el fin de semana pasado, el Ayuntamiento de Valladolid se ha visto obligado a  restringir el trafico en el centro de la ciudad, por haberse superado el limite legal establecido de las concentraciones de ozono.
Como ciudadanos es nuestro deber contribuir a limitar esta contaminación usando el transporte público y reduciendo la utilización del transporte privado; y a nivel de protección de nuestra salud individual, evitar la realización de esfuerzos físicos importantes en las horas centrales del día y, sobre todo, evitar la práctica de ejercicio al aire libre.
Pero aparte de que el calor y las altas temperaturas se han convertido en el tema de conversación habitual, es importante que todos sepamos cómo actuar para prevenir los efectos nocivos del calor sobre la salud, qué personas son las mas susceptibles y precauciones debemos adoptar respecto al consumo de fármacos. De esta manera conseguiremos minimizar los efectos de las altas temperaturas sobre la salud.

Es fundamental difundir las medidas generales de prevención entre la población

  • Evitar salir de casa durante las horas centrales del día.
  • Beber más líquidos, sin esperar a tener sed. Sobre todo agua y zumos de fruta ligeramente fríos.
  • Evitar comidas copiosas y calientes.
  • Tomar verduras y frutas y no abusar de las bebidas alcohólicas, ya que el alcohol aumenta la deshidratación.
  • Reducir la actividad física.
  • Usar ropa de tejidos naturales, ligera y holgada, de colores claros, sombrero, gafas de sol y cremas protectoras solares.
  • Mantener las casas lo más protegidas del calor que se pueda: durante el día bajar las persianas y cerrar las ventanas; abrirlas  por la noche para ventilar y refrescar.
  • Cuando estacione el coche no deje en el interior a niños ni ancianos con las ventanillas cerradas.
Ayude a las personas que puedan estar en mayor riesgo de sufrir los efectos del calor. E identifique a los grupos de más riesgo de sufrir los efectos deletéreos del calor, para poder realizar una intervención más temprana en caso necesario:  Las personas mayores, los discapacitados y los niños pequeños, porque sus mecanismos de adaptación al calor son mas deficientes. También las personas con determinadas enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia renal, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer o patologías similares, y enfermedad psiquiátrica, que pueden ver alterada su enfermedad por los mecanismos de adaptación al calor, o por la alteración del metabolismo de los fármacos que toman.
Aquellos que estén realizando algún tratamiento médico que interfiera con los mecanismos de termorregulación o con la regulación del equilibrio hidroelectrolítico, pueden ser especialmente sensibles a las elevadas temperaturas. Y por supuesto, aquellas personas que tienen que trabajar al aire libre cuando las temperaturas son elevadas.
Actualmente el numero de personas con pluripatología aumenta, a medida que aumenta la edad de la población en nuestra sociedad. Esta personas suelen estar polimedicadas y por tanto son susceptibles de sufrir más complicaciones en situaciones de temperaturas elevadas. Si bien no se ha podido achacar directamente a ningún medicamento la responsabilidad sobre ciertos estados patológicos que pueden aparecer  en las olas de calor, bien es cierto que estos sí que pueden influir en los mecanismos de adaptación del organismo, y contribuir al agravamiento de los síntomas desencadenados por el calor.
Algunos medicamentos pueden incluso desencadenar situaciones de hipertermia en condiciones ambientales de temperaturas normales. Pero como siempre,  es la suma global de diversos factores, y no solo el efecto aislado del medicamento, lo que puede contribuir a la desestabilización del paciente y sus patologías preexistentes: Desde los factores propiamente individuales, asociados a la fragilidad, como pueden ser la falta de autonomía del paciente para adoptar las medidas higiénico-dietéticas necesarias, para manejar su medicación, situaciones de dependencia o invalidez, desconocimiento de las medidas preventivas necesarias, patologías descompensadas recientemente, hasta  factores económicos: situaciones de precariedad económica, condiciones inadecuadas de la vivienda, falta de climatización,  factores sociales, como situaciones de aislamiento y exclusión  social, e incluso factores medio-ambientales: espacios sin zonas verdes, edificios mal aislados, etc.
Por lo tanto, antes de modificar ningún régimen terapéutico, que este adecuadamente prescrito, es necesario revisar todos estos factores, y sobre todo valorar el adecuado cumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas.
Los profesionales sanitarios  de Atención Primaria somos los que mejor conocemos a nuestros pacientes y más cerca estamos de ellos para poder informar y actuar en caso necesario.
Y por último, no hay evidencia científica que avale la fabricación de abanicos de papel, ni la utilidad del “ dobla, dobla, dobla” como terapia.
Ánimo, y a pasar buen verano.
Para más información sobre los medicamentos que pueden afectar al organismo durante una ola de calor:
https://www.aemps.gob.es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/2016/docs/NI-MUH_08-2016-ola-calor.pdf

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