Por eso, una
vez que se contraes la gripe el tratamiento está destinado a aliviar los
síntomas y no a curarla.
Recuerda que
la gripe está causada por un virus, no por una bacteria, por lo tanto, los
antibióticos no te curarán ni te aliviarán los síntomas.
El mejor
tratamiento para la gripe es descansar, beber abundantes líquidos y no tomar
alcohol.
No es
conveniente fumar. Puede ser un buen momento para dejar definitivamente el
tabaco.
En
caso de
fiebre o dolores se puede tomar antitérmicos, como paracetamol. En
algunos
casos puede usarse descongestionantes nasales (por muy pocos días, y
cuidado si no hay contraindicaciones) o medicamentos para la tos.
Si
por el
contrario eres una persona de edad avanzada o con una enfermedad crónica
debes consultar con tu médico para saber exactamente qué te puedes
tomar para que no
interfiera con otros medicamentos y también porque eres más propenso a
padecer
las complicaciones de la gripe.
En el caso de las embarazadas no se recomienda
tomar antigripales ni antitusivos por lo que debe consultar a su médico.
Evita contagiar a más personas. El virus de la
gripe se contagia por vía aérea o por contacto con material contaminado. Se
calcula que cada individuo que tiene gripe es capaz de contagiar a una o dos
personas.
- Si vas a toser o
estornudar protégete con un pañuelo de papel de un solo uso, luego tíralo. Si
no tienes, tápate la nariz y la boca con la mano pero es importante lavarte las
manos inmediatamente después.
- Lávate las manos con
frecuencia. La higiene de las manos es la medida preventiva más importante. En
el caso de la gripe, basta lavarse con agua y jabón, el uso de desinfectantes
antibacterianos no ofrece ninguna ventaja añadida.
- Ventila la habitación donde haya alguien con gripe, abriendo la
ventana varias veces todos los días.
- Limpia con frecuencia
las superficies y objetos de uso común con productos de limpieza habituales.
- Evita los locales
cerrados o con aglomeraciones por ser lugares de fácil transmisión de la
enfermedad.
Si pasados 10
días continúas con los síntomas se recomienda consultar al médico. O también si presentas
algunos de estos síntomas: sensación de falta de aire, ya sea en reposo o al hacer esfuerzos
físicos;
aspecto azulado o
amoratado de la piel y los labios; esputo sanguinolento o de color anormal; dolor torácico; alteraciones de la
conciencia;
fiebre elevada
que persista por más de tres días; caída de la presión arterial.
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